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Javier Rodriguez

Promociones negligentes: Esto no da para más

La lucha libre es un deporte de alto riesgo. Sabido es que se necesita mucha preparación y entrenamiento para convertirse en luchador o luchadora y minimizar la posibilidad de que alguien salga lastimado. Sin embargo, hay otro papel indispensable para disminuir las posibilidades de un accidente, y ese es el de las promociones de lucha libre. Ellas tienen el deber de brindar condiciones mínimas de seguridad para proteger la salud de los luchadores.


Dicho esto, y antes de ir al fondo del asunto, en Chile la mayoría de las promociones funcionan con un modelo de "agrupación". En general, es una organización que habitualmente tiene uno o varios líderes (que comúnmente son los "profesores" de la agrupación), quienes convocan tanto a quienes quieran formarse como luchadores como a quienes ya están en actividad. Por lo general, tienen acceso a lo necesario para poder entrenar y quienes ingresan, deben pagar una cuota mensual. Sumado a eso, los ingresos por los eventos en vivo logran mantenerlas con vida y hasta generar ganancias.


Hasta ahí todo bien. Muchas de ellas han logrado funcionar satisfactoriamente de esa forma durante años sin mayores sobresaltos. Pero algunas veces este modelo es un arma de doble filo, donde los "maestros" o "profesores" son personas que no tienen la capacidad ni la metodología necesaria para formar prospectos en la disciplina del wrestling como corresponde. De la misma forma, tampoco tienen una visión que les permita ofrecer shows que puedan equilibrar la puesta en escena, el producto que ofrecen a su público, con el desempeño en el ring y cuidado de la salud de sus miembros.


El ejemplo más claro del lado más filoso y descuidado de esta forma de organizarse lo ha dado Santiago Lucha Libre. Una promoción que a primera vista es muy atractiva: un ring en buenas condiciones, un escenario con muchas luces, máquinas de humo y pantallas... Un ambiente y decoración que muchas otras promociones envidiarían y desearían tener....


Daría para largo el analizar (salvo contadas ocasiones) el pobre nivel de las luchas y las historia que presentan. Podría argumentarse, y con mucha razón, que al ser una organización con luchadores en formación o con poca experiencia, los combates no sean lo mejor de lo mejor. Pero ese no es el punto.


Lo que es gravísimo e impresentable es que en poco más de un año desde su funcionamiento se hayan lesionado varios luchadores, algunas de ellos de gravedad. Circula por redes sociales un video donde un luchador de esta agrupación sube a una escalera para intentar aplicar un swanton bomb, pero antes de hacerlo, pierde el equilibrio y cae de cabeza al suelo. Esperamos que no haya existido una lesión grave.


Una fuente cercana a SLL, quien prefiere permanecer en el anonimato nos entregó su testimonio. (Nota del editor: se omitieron nombres).


"El problema pasa por quienes llevan el buque. Ellos se fueron de otra agrupación y crearon una propia. Ellos son los dueños del ring y se consiguen el espacio donde entrenan y hacen los shows. Con eso ya tienen para atraer gente. Me han dicho que las clases de lucha, de técnica, no son tan malas comparadas com otro lados, pero las hacen a su manera y sin ninguna línea clara. Hacen los shows con cabros que no tienen la suficiente preparación para luchar ni para tomar buenas decisiones cuando hay que improvisar. Antes de que la lucha libre fuera tan conocida, en un show un luchador se fracturó la cabeza porque le permitieron caer de espalda desde el borde del ring al suelo, sobre un parabrisas, sin ninguna protección. Ahora cuando volvieron, un luchador hizo un spot cayendo de espaldas desde un camión y salió todo bien. Pero solo fue eso, porque despues en cada show algo salía mal o alguien salía lesionado. Un chico recibiendo un tope con bala de cañón se fracturó tibia y peroné. En otro show, un luchador dejó la lucha a la mitad porque se cagó la rodilla. Después, usaron de nuevo un parabrisas pero arriba del ring, lo rompieron y a un luchador le hicieron un DDT sobre los pedazos de vidrio, y se rajó la cabeza. Estaba todo el ring lleno de sangre."


Este testimonio no describe solamente lo que se conoce en el mundo de la lucha como un botch. Es la evidencia de una promoción despreocupada de la salud y seguridad de sus miembros, que no le toma el peso a la peligrosidad de la disciplina, que no entrega herramientas y conocimientos suficientes como "escuela" de lucha libre y deja al descubierto a un liderazgo sumamente imprudente e incompetente. Estos últimos son los primeros responsables sobre lo que pase o no pase en el desarrollo de un show.


Esto no da para más. Organizaciones tan irresponsables y negligentes le hacen un daño enorme a la escena nacional y, lo que es peor, ponen constantemente en serio peligro la integridad física de los luchadores. Llega a ser inentendible que mientras la mayoría de las promociones hacen grandes esfuerzos para crecer en todo ámbito, sigan existiendo otras que están remando para el lado contrario.

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